martes, 12 de mayo de 2009


...Voy corriendo, no puedo detenerme, ni en la peor pesadilla eh sentido tal temor que revuelve mis sentimientos y los convierte en una guerra de velocidad sin frenos. ¡No puedo detenerme! y nose si es la angustia de saber que es lo que viene...o la desesperación de perder algo.
Siento frio en mis mejillas, mi nariz cada vez está más congelada y mi aliento exala ese vapor incómodo que a veces empaña mis anteojos. ¡Corro! no me puedo detener...
Es espelusnante la sensacion de que algo te persiga...no logro ni siquiera voltear para asegurarme de que hay algo allá.
Pero me siento desfallecer, las fuerzas ya no son como antes, mi energia se va con cada aliento de vapor que sale de mi boca. Cierro los ojos.
El camino se hace mas peligroso, creo que en cualquier momento caere sepultada en la tierra, los sucesos imprevistos son la guinda de la torta, y !uff¡ qué sé de sucesos imprevistos. Abro los ojos.
Fué una sensacion tranquilizadora y extasiante a la vez, me complican mucho las polaridades que se mezclan, pero son una explicacion-bastante absurda, por lo demas- de lo que no tiene un sentido lógico y que no queremos sino decir que fue algo inexplicable.
Creemos tener certeza de muchas cosas, en estos momentos dudo de demasiadas como para sentirme un animal racional. La conciencia es cosa de cognición, y nosé si en este minuto tenga mucho de sensibilidad apreciativa, para evaluar la situación, esto es peor que un laberinto sin salida. Se transforma en la trampa, caes de cansancio o te dejas abatir por la bestia.

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